Hugo Martoccia – Mesa Chica
Un hecho que ya se ha convertido en anécdota, puede explicar todo el contenido y las derivaciones de esta columna. El pasado viernes 3 de diciembre se reunieron en una casa particular la alcaldesa de Cancún, Mara Lezama, y la senadora Marybel Villegas.
En la reunión sólo estuvieron ellas dos y un empresario que sirvió de anfitrión. El encuentro se dio luego de que Mara se reuniera con el senador Ricardo Monreal, algo así como el jefe político de Marybel. En este mismo espacio se comentó sobre ese hecho, y que hubo el compromiso de Monreal de servir de puente entre ellas.
Monreal le repite a Marybel, una y otra vez, una de sus máximas políticas. “Hay que hablar con todos, siempre. Hablar y hablar”, le dice. Eso mismo le repitió cuando le sugirió encontrarse con Mara.
La reunión entre Mara y Marybel fue ríspida y no llegó a buen puerto. Los pormenores de ese encuentro importan ya menos que el desenlace: no se pusieron de acuerdo casi en nada, y el pacto de civilidad que fueron a buscar, como se ve cada día en las redes sociales, nunca se concretó.
Ese desencuentro entre ellas, de algún modo, involucra a toda la política de Quintana Roo en el momento actual, y también específicamente en la sucesión de Carlos Joaquín.
Veamos porqué.
EL ESCENARIO PARA MARA
“Veo venir la misma historia que en 2018 con las candidaturas opositoras a Mara”. La frase pertenece a un político que estuvo sentado en la mesa de negociación de la alianza joaquinista. La referencia que hace es evidente: se trata de la elección de 2018, cuando Mara Lezama fue “la candidata de todos” y ganó abrumadoramente la elección.
Hay que recordar algunos pormenores de ese proceso electoral. Mara ganó por la figura de AMLO y por su propio nombre, que era muy conocido en Cancún. Pero también porque la autoridad electoral local bajó las candidaturas de Mario Machuca del PRI, y José Luis Toledo del PAN – PRD. Machuca, que es un hombre del Sistema, entendió el mensaje y ni siquiera apeló en la Justicia Federal; Chanito lo hizo pero perdió.
Difícilmente esos candidatos hubiesen podido vencer a Mara en aquel escenario inédito, pero ciertamente la elección fue mucho más fácil sin nadie en el medio.
El Verde Ecologista, que compitió con Pablo Bustamente, era ya un aliado formal de AMLO luego de que se había elegido a Rutilio Escandón como candidato de Chiapas. El PAN y PRD llevaron a “simi Chanito”, en un intento por no descender a un sótano electoral inédito, y quedaron segundos, pero a más de 150 mil votos de distancia.
Según la frase que encabeza esta parte de la columna, el escenario se esta repitiendo. El PRI irá sólo en Cancún, por un acuerdo cúpular de Alito Moreno con Jorge Emilio González Martínez, que apoya la reelección de Mara. Los partidos nuevos (Fuerza Social, PES y Redes Sociales) tienen que ir obligatoriamente con candidatos propios y sacar al menos un 3%, pero todos buscarán algo más. El MC podría llevar a Eduardo Ovando Martínez.
La alianza PAN PRD es un tema en sí solo. Como se explica en nota aparte, se hace cada vez más difícil llegar a un acuerdo de candidato común, y no sería imposible que cada partido termine abanderando su propio candidato.
Lo que queda, entonces, es otra vez un escenario atomizado, de candidaturas débiles, ideal para que Mara, con el arrastre de AMLO y MORENA, más el aparato y la estructura que maneja, gane la elección sin contratiempos.
Ahora, la pregunta sería: ¿Por qué Mara es la candidata de todos? Y aquí viene la explicación de lo que aún es el mayor déficit de Marybel.
MARYBEL Y SUS ADVERSARIOS
“Veo a Marybel aislada. Aislada del Partido Verde, del PT, de AMLO, de Citlalli, del propio Mario (Delgado), de los grupos. No logró algo tan sencillo como que su marido (Jorge Parra) estuviera en la mesa de negociación en su calidad de secretario general de MORENA en Quintana Roo”.
La frase pertenece a alguien que participó de las mesas de negociación de la 4T en México, y que no es, de ningún modo, cercano a Mara. Según ese análisis, es el estilo confrontativo de la senadora el que genera esos escenarios.
En el oficialismo estatal coinciden de alguna forma con esa mirada, y consideran que darle la candidatura a Marybel es romper la paz política en un estado en donde no existe realmente una hipótesis de conflicto seria entre el gobernador y el Presidente.
Grandes obras de infraestructura del sexenio de la 4T pasan por aquí, y Carlos Joaquín no tiene candidato propio, y quiere una sucesión tranquila. ¿Para que saltar cuando el piso está parejo?, diría algún viejo priísta.
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