Mara encontró un caos en el Gobierno, pero no habrá cacería contra CJ

Mara encontró un caos en el Gobierno, pero no habrá cacería contra CJ
Hugo Martoccia – Mesa Chica 

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A mediados de la semana pasada, la gobernadora Mara Lezama recibió la Casa de Gobierno por parte de Carlos Joaquín. Las precarias condiciones del inmueble fueron un preludio de lo que iría encontrando horas más tarde en diversas áreas de la administración pública. Las horas finales del Gobierno anterior dejaron al desnudo una gestión que terminó sumida en la apatía, la desidia y el descontrol. 
Por ejemplo, Mara recibió la policía con un profunda rebelión interna en la tropa, que hay que apagar de inmediato. Y esa crisis va aunada a la crisis de inseguridad que se ha instalado en todos los rincones del estado.
La fila de proveedores es interminable. Aún no están los números finos, pero calculan que hay un “rojo” cercano a los 8 mil millones de pesos. La mayoría de esos proveedores había perdido toda expectativa de pago, pero ahora, con la nueva gobernadora, han vuelto a tocar las puertas del gobierno. Mara deberá atenderlos, fiscalizar que sean deudas reales, y buscarle una solución. 
Más allá, la deuda bancaria, que Mara calificó de “irresponsable” en su discurso de Toma de Protesta, es también un problema. Se deberá refinanciar o reestructurar de inmediato, porque el año que viene hay que pagar más de 3700 millones de pesos. Pagar ese monto, dejaría a la administración sin capacidad de reacción en otras áreas. 
Hay áreas enteras del gobierno que hace meses dejaron prácticamente de funcionar. Y otras que funcionaron para otra cosa, como Obras Públicas. Por allí pasaron los 820 millones de pesos del crédito que Carlos Joaquín pidió para el tramo final de su administración. Literalmente, se dejaron obras mal realizadas o directamente no concluidas. Ese crédito no aguantaría ni siquiera una auditoría somera. Pero esa auditoría no sucederá. 
A pesar de ese caos evidente, Carlos Joaquín irá en breve a la Embajada de Canadá y pasará allí seguramente dos años muy cómodo. Como se dijo en este espacio la semana pasada: hay una instrucción precisa desde el centro del País de ser benevolentes con el ex gobernador. 
Ese acuerdo está cerrado con el mismísimo presidente Andrés Manuel López Obrador, y sólo él podría cambiarlo. 

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LA 4T Y LOS COMPROMISOS DEL PODER 

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Ese escenario caótico, debe decirse, no sorprendió a Mara Lezama. Lo esperaba y sabía a lo que se enfrentaba. Por eso su mensaje de este domingo en la toma de protesta hizo un énfasis muy especial en la austeridad y frenar la corrupción. 
El problema ahí está en la cantidad de compromisos adquiridos en el tránsito desde Cancún hasta el Palacio de Gobierno de Chetumal. La construcción de un proyecto político como el de Mara, obligó a acuerdos de todo tipo. Y los acuerdos, en política, se pagan con dinero. 
Si Mara cumple cada uno de esos supuestos compromisos, la lista de “asesores” será interminable, y no habrá recurso que alcance para cubrirla. ¿Cómo hacer entonces? Por lo pronto, Mara ya tomó el control de la Secretaria de Finanzas, para saber dónde está parada. Y no es un lugar cómodo, como ya se explicó. 
Una digresión sobre este punto. Hay un error de concepto que se ha divulgado, y que dice que el Partido Verde se quedó con Sefiplan. La realidad es que no es del todo cierto. Tanto en Sefiplan como en Desarrollo Social, Mara respetó el acuerdo de darle la cabeza de las secretarías al Verde, pero la verdad es que hacia abajo toda es gente de ella. 
Mara quiere el control de todo (es su forma de ejercer el poder) y nadie que la conozca puede pensar que va a dejar el manejo de los recursos en manos ajenas. Aún así, cumplió y cumplirá todos los acuerdos que pueda con los aliados políticos. 
En ese contexto, sin embargo, el problema es que muchos acuerdos que sean económicos no podrán cumplirse. Un ejemplo muy claro es lo que se destina a los medios de comunicación. Son cientos de millones de pesos por año que no podrán sostenerse si se quiere hacer un verdadero cambio.  
Pero cambiar eso es romper con años de un modelo que sirvió para hacer millonarios a varios dueños de medios, pero que también sirvió para que los gobernantes desviaran, dentro de ese mismo esquema (muchas veces como socios de los medios) recursos públicos hacia sus propias cuentas bancarias. Es un negocio redondo que nadie quiere romper, pero que tampoco puede sostenerse más. Un problema mayúsculo y de solución difícil. 

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INERCIAS 

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Esas inercias de la administración son el verdadero reto que tiene por delante Mara Lezama. Su discurso de este domingo marcó un fuerte rompimiento con el pasado. Se agradece un discurso con ese contenido cuando el pasado, sobre todo el inmediato (léase, los sexenios de Roberto Borge y Carlos Joaquín) es tan malo. Pero la realidad es que el rompimiento requerirá de mucho más que mera voluntad. 
Las inercias de la administración pública del estado llevan a la gestión, de manera natural, hacia la corrupción y la apatía. Ahí está el ejemplo del gobierno del Carlos Joaquín ¿Cómo hacer para que esa inercia no se consuma todo el impulso renovador del nuevo Gobierno?. Es una incógnita. 
El Gabinete que Mara anunció, por ejemplo, es dispar. Hay gente muy capaz, pero no hay nadie que en los hechos pueda ser considerado como un político diferente; de una nueva camada, que piense distinto. Pareciera, entonces, que todo lo bueno que pudiera suceder deberá venir de la voluntad política de la propia gobernadora. Y eso es riesgoso. 
De allí se dispara otra duda grande que hay, y es cómo será el esquema de toma de decisiones en el marismo. Una de las grandes críticas que se la ha hecho siempre a la gobernadora es lo difícil que se le hace delegar tareas, y cómo eso suele provocar órdenes y contraórdenes que confunden a todos. 
En Cancún, mal que bien, se pudo disimular. Pero en el estado no será posible. Allí la pregunta, por ejemplo, es cómo van a convivir la Secretaria de Gobierno, Cristina Torres, con el virtual Jefe de Gabinete Artemio Santos, y con los asesores internos. ¿Están delimitadas correctamente las áreas, las funciones y los alcances de cada uno? Nadie lo sabe aún. 
Y hay otro punto: no es sólo cómo van a convivir entre ellos, sino también cómo van a convivir todos y cada uno de ellos con Mara, que, como ya se ha dicho, no es de trato fácil. 
Todas son preguntas que, hasta hoy, no tienen respuestas.

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MARA CONDUCCIÓN 

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Más allá de todas esas dudas lógicas, lo cierto es que la gobernadora tiene un plan y un proyecto bastante sólido. Hoy, tiene respuestas para cada uno de los problemas centrales que va a enfrentar (ya se dijo: deuda, inseguridad, pobreza, desigualdad económica y social, y un largo etcétera) y tiene unas ansias de trabajo y una voluntad de poder que contagian. 
Tiene diagramado todo, hasta el punto de que ya tiene incluido en ese diagrama la elección de 2024. A Mara no le gusta perder elecciones, y eso es toda una novedad, comparado con el gobierno que acaba de concluir, que perdió cuatro elecciones consecutivas. 
Mara sabe que no se construye poder perdiendo elecciones, y por eso ya mira hacia el 2024. La política, posiblemente, va a agradecer que por fin haya una conducción en el estado, luego de seis años de ausencia y apatía. 
El discurso de toma de protesta de Mara Lezama nos mostró a una mandataria de la 4T, que quiere venir a cambiar las cosas. Presentó un plan alimentario, un programa educativo, un nuevo concepto de seguridad pública, un proyecto de lucha frontal contra la corrupción y el dispendio del dinero público, y un compromiso para no permitir los abusos de poder. 
Si cumple tan sólo con la mitad de esos compromisos, Quintana Roo tendrá, después de muchos, muchos años, el Gobierno que se merece. Pero las expectativas son tan grandes que se han convertido hasta en un potencial riesgo de gobernabilidad. 
Pero hay que ver el lado positivo. Luego de seis años chatos, grises y prácticamente perdidos en Quintana Roo, es bueno que alguien tenga, por fin, los hilos del poder en sus manos.